lunes, 10 de septiembre de 2012

Otra forma de hacer periodismo

“Si la libertad significa algo, será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente aquello
 que no quiere oír”
(George Orwell)

El periodismo se encuentra en una situación particular y bastante negativa para el trabajador de prensa. Los medios están concentrados, son los que imponen agenda, emplean cada vez menos personal que a su vez tiene que ser multifunción para “rendirle” a la empresa. A todo esto se le suma la precarización, la tercerización y la flexibilidad laboral. Frente a esta situación surgen otras voces: cooperativas, medios alternativos, comunitarios y populares. Otras formas de hacer periodismo, de comunicar. Gritos entre tanto silencio.

En Rosario existen muchas experiencias: radios comunitarias que son los únicos lugares que le dan voz a quienes están más estigmatizados y menos lugar tienen en los medios tradicionales; cooperativas de comunicación, medios gráficos y digitales. Todos nacen por necesidades en común. Los periodistas que no están en relación a los intereses de las grandes corporaciones no tienen lugar en medios tradicionales. Existen miles de voces que necesitan ser escuchadas y encuentran en esta alternativa un lugar. Los barrios más pobres, abandonados, discriminados, ven en una radio, en una revista, un lugar donde denunciar las injusticias que se cometen contra ellos. Del otro lado parece imposible encontrar alguna historia que cuente la otra cara de la moneda. Pibes que encuentran en la literatura otro mundo que les fue negado y vuelcan su vida al papel. Cada uno de estos gritos es un pedacito de justicia en el universo de la lucha por un mundo más justo e igualitario.


Cooperativa La Masa y  Cooperativa de Comunicación la Brújula son claros ejemplos de que se puede hacer otro tipo de periodismo, con otra organización, sin patrón y que a la vez sean una salida laboral para profesionales que no encuentran su lugar en el mundo de la comunicación. En ese sentido, La Brújula surgió frente a la necesidad de encontrar un espacio para producir y trabajar.

“Si no empezás a trabajar, no te vinculaste durante la carrera, quedás en un limbo. No hay un mercado que absorba lo que sale de las carreras. La mayoría de los estudiantes termina trabajando de otra cosa”, contó Germán Mangione, uno de los fundadores de la cooperativa. La misma situación los llevó a construir un espacio en el que trabajan alrededor de 20 personas de varias ramas de la comunicación: periodistas, comunicadores sociales, locutores, diseñadores gráficos, realizadores audiovisuales y fotógrafos. Además dijo que no vale mucho un título a la hora de buscar empleo porque “en muchos medios se termina entrando por relaciones, por amigos y conocidos”.

Gabriel Zuzek, miembro de la Cooperativa La Masa, explicó que surgió por la necesidad de algunos periodistas que trabajaban en medios tradicionales y tenían ganas de contar otras cosas. Y, sobre todo, por el cansancio de trabajar bajo patrón, la intención de no responder a nadie y lograr la autogestión. “También eso se da dentro de un marco en el cual daba para eso, la política a partir del 2003 se empieza a abrir, se empiezan a resquebrajar los medios tradicionales y se le empieza a dar mucho apoyo a las cooperativas”, afirmó Zuzek.

Los medios alternativos no siempre son la solución ante la falta de empleo. Muchos trabajadores lo hacen en su tiempo libre, o como freelance. “Si bien hacemos mucho hincapié en el tipo de contenido crítico, que tenga que ver con la función social del periodismo, también en el hecho de que eso nos genere un ingreso para poder vivir de lo que hacemos, que es lo más difícil”, aclaró el pilar de la Brújula. Por su parte, Zuzek consideró: “Es una salida laboral, el mejor trabajo de todos. Porque vos te manejás, nadie te dice lo que tenés que hacer, no voy a cumplir horas, yo elijo que hacer y lo ‑­hago”.

En ambas experiencias se repite la historia de los trabajadores: muchos se desempeñan en medios tradicionales o en otras ramas que no se relacionan con la comunicación. “Por todo esto surgió la Cooperativa de Comunicación, para no terminar en una verdulería”, ironizó Mangione y agregó que la mayoría de los integrantes además tienen otros empleos.

La idea de mezclar contenido crítico, de calidad, con el mejor formato posible es primordial en la Brújula. “Tratamos de dar la pelea de que lo nuestro sea masivo en el sentido de estar al nivel de una gran producción. Hay una cuestión de financiamiento en la que no podés competir con ellos, pero hoy hay maneras de dar vuelta eso y es con la tecnología”, explicó Mangione y agregó con claros ejemplos cómo producciones con buen contenido pasan desapercibidas por tener un formato malo, de poca calidad. Para saldar las falencias de las instituciones relacionadas a la formación profesional, desde la Cooperativa impulsaron talleres abiertos y terminó siendo una escuela para muchos, en la que hoy sus integrantes están en un nivel parejo en el que todos pueden desempeñarse en los distintos ámbitos.

No es fácil organizarse, definir ideas y proyectos en este tipo de medios, ya que todo se pone sobre la mesa. En La Masa, las definiciones se dan en asambleas. “Existe un presidente pero es una cuestión formal, nos manejamos en asamblea y la comunicación interna a la hora de producir es esencial”, apuntó Zuzek. En la Brújula, la construcción del contenido es colectiva: cada proyecto tiene grupos de trabajo diferentes y a la vez se realiza una plenaria mensual en la que se definen los “trazos gruesos”: qué se quiere contar y cómo, para después encargarse cada integrante de lo suyo. Según Mangione, esta organización les sirve para no desviarse, “todo está puesto en debate”.

Concentración y poder de los medios en Rosario

Las empresas de comunicación definen de qué se va a hablar y a la vez se basan en un modelo en el que trabaja muy poca gente. Eso pasa tanto en Buenos Aires como en la ciudad. En eso coinciden ambas cooperativas: “Imponen temas, la agenda, ahí está la monopolización de los medios. No importa quién es el dueño, responden a intereses que no son los de la mayoría. Lo de alternativo también tiene que ver con la agenda. Eso es lo que hacemos en la radio, debatir lo que debaten todos con otra mirada y decir lo que no dice nadie, poner en juego otros temas”, explicó Mangione.

Para Zuzek existe una tradición de medios con la que hay que romper: “Si te tomás el trabajo de seguir un año a La Capital vas a ver que al año siguiente es lo mismo. Pueden pasar 20 años y va a ser lo mismo. Hace falta algo que cambie, que modifique la costumbre de los lectores. Los pocos medios que hay, concentrados, son los que imponen la agenda”. Además dijo que al periodismo le hace falta autocrítica y renovarse permanentemente: “Muchos se aseguran un puesto y tienden a quedarse, se olvidan de la calle, de la gente, hay mucho copy/paste. La idea es buscar otra cosa, es fundamental que haya gente nueva, otra mentalidad. Entrar a un medio tradicional es difícil, pero no imposible”.

Internet y redes sociales

El comunicador social que trabaja desde hace cuatro años en la Cooperativa La Masa tiene una mirada optimista con respecto al uso y ventajas de internet: “El periodismo se hace de fuentes y se me abrió un mundo de fuentes, de información. No digo que todo sirva, hay que saber elegir, pero bien utilizado está buenísimo. En las redes sociales todo se descubre rápido. Pueden cambiar el periodismo”.

La voz que habla desde el lugar de la Brújula rompió con el mito de que las redes sociales democratizan la información: “Lo que se habla en las redes sociales es también lo que imponen los grandes medios. El domingo a la noche se habla de Lanata y Víctor Hugo, de lo que dice Canal 13 o lo que dice el nuevo monopolio de los grupos kirchneristas. No es que hay otros temas”.

Ley de Medios

Cuando se aprobó la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual surgió una preocupación que abrió debate entre los medios alternativos. “Es una obviedad decir que la ley es mejor que la de la dictadura, es como decir ‘estamos mejor que en el 2001’, pero con eso no solucionás nada. Eso no quiere decir que no la cuestionemos. En lo concreto, a tres años de la ley no ha habido una desmonopolización de los medios sino que se abrió paso a un nuevo monopolio vinculado a los intereses del gobierno”, disparó Germán Mangione.

Para Gabriel Zuzek la ley es fundamental: “¡Que se aplique ya! Nos abre un camino novedoso, hermoso, complicado y difícil, pero es un desafío impresionante. Venimos de una ley de la época de la dictadura y viendo la concentración de medios que produjo el neoliberalismo de la década del 90, es un gran avance que hoy todavía no se ve plasmado en la sociedad y que a lo mejor se va a ver dentro de 30 o 40 años. Si continúa esta línea de país sin que haya cambios bruscos, como suele haber y que para eso también tenemos que seguir trabajando, se va a concretar”.

Según la mirada crítica del periodista de la Brújula, los puntos que hacen falta son esenciales para la multiplicidad de voces. Uno de ellos es la pauta oficial, que jamás fue puesta en discusión: “Un espacio con un interés social, que no tiene un fin comercial, el famoso 33 por ciento, sin asistencia del Estado y que esté fijado por ley, nace muerto. Si los fondos del Estado no están repartidos de forma equitativa, la diversidad de voces es mentira. No se va a poder hacer, no se puede llegar a lo concreto”. Otro punto importante que no contempla es la diferencia entre medios comunitarios y sin fines de lucro: “Sin fines de lucro puede ser Ford, la Iglesia o la CGT. Es decir, es lo mismo la radio del barrio Toba que la CGT, una va a subsistir, la otra no”, graficó.

Para Zuzek esto no es un impedimento para otras opciones de comunicación: “Si querés hacer lo que te gusta sin que nadie te diga qué hacer, se puede. La Ley de Medios colabora en eso. La idea no es competir con La Capital, con TN o Clarín, si te la ingeniás y te autogestionás, subsistís. Pero si querés ser millonario es otra cosa”.

Los derechos del trabajador tampoco están garantizados por la norma. No se discute la tercerización ni la flexibilidad laboral que hay en la prensa. “No está discutido quiénes van a hacer el trabajo de comunicación. Si realmente se apuntaría a la multiplicidad de voces se tendría que garantizar que se sostengan las organizaciones con sus medios, que haya prioridad para los medios comunitarios y que los trabajadores que vamos a esos medios tengamos ciertos derechos cubiertos para dedicarnos a la comunicación”, ilustró Mangione, muy preocupado por la compleja situación.

Gabriel Zuzek explicó que las leyes no son una “letra fija”, que se pueden modificar, y hay que avanzar. “Siempre van a estar los empresarios que quieren ganar más, que vuelva la flexibilidad laboral, y nosotros tenemos que estar para no permitir que suceda. Por eso tengo miles de críticas al gobierno, pero a esto lo defiendo”, disparó.

En relación a la dicotomía en torno a la lucha de intereses entre el gobierno y el Grupo Clarín, Mangione consideró: “Se ha creado otro monopolio que tiene mucho poder, que a través de la pauta oficial ha sometido a otra parte de los medios. Hay que destruir a Clarín, estoy de acuerdo, ¿pero crear otro monopolio? Ahí está lo de los intereses, no tienen que ver con los nuestros”. Y agregó: “No me cambia la vida que caiga Clarín para que nazca Página/12, porque miente, censura y oculta la realidad como lo hace Clarín; C5N hace lo mismo que TN; Lanata lo mismo que 678. Como Clarín es un monopolio para bancar cierto grupo de intereses, han abierto camino para crear otro monopolio que banca otro tipo de intereses como son los mineros y los sojeros”.

Ambas experiencias pueden ser una solución, una salida, una opción, un lugar donde expresarse libremente. De eso está hecho el periodismo y es su esencia: la expresión. Todas las voces son válidas, por eso son necesarias estas alternativas de comunicación. Los resultados son positivos y son un camino. Otra forma de hacer periodismo, con contenido crítico y de calidad, es posible. La Masa y la Brújula, con sus experiencias, así lo demuestran.

Por Fabián Chiaramello

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