sábado, 3 de mayo de 2014

Minería (de cara) limpia

¿Puede el extractivismo minero continuar sin licencia social? Cuáles son los recursos que utiliza para cambiar la situación que enfrenta en el país. El rol de funcionarios y figuras públicas como el Papa.


La minería en Argentina, en particular la que se realiza a gran escala y a cielo abierto, sufrió algunos reveses que preocupan a los grandes empresarios, a las multinacionales y a los gobiernos provinciales y nacional. La lucha que persiste desde hace varias años en distintos puntos del país en los que se encuentran proyectos extractivos dio algunos frutos.
Con algunos proyectos suspendidos, como el caso de Pascua-Lama del lado chileno, gracias a la lucha de comunidades indígenas (Barrick Gold apeló el fallo aún sin éxito), con una baja ejecución de obras del otro lado de la cordillera, y otros simplemente cancelados (Potasio Río Colorado de la gigante brasilera Vale), la situación de las mineras puso en alerta a la actividad. Una de las principales causas de la merma de los proyectos en 2013 fue la caída de los precios internacionales de los metales, pero no es menos importante el rol de los que se organizan para luchar contra gigantes empresas extractivistas.

Pasaron más de diez años desde aquellos históricos días de lucha en los que el pueblo patagónico de Esquel le dijo ‘No’ a la megaminería y logró que se sancione una ley que la prohíba en toda la provincia. Esa experiencia fue un quiebre: en la actualidad se repiten las resistencias. En Andalgalá, Tinogasta (Catamarca) y en otras localidades cercanas las manifestaciones contra La Alumbrera y Agua Rica no paran, en Famatina (La Rioja) la resistencia expulsó a varias mineras extranjeras. Son ejemplos de resistencia. Con algunos triunfos unos, con sabor a poco otros. Pero siempre manteniendo digno el grito. Cabe aclarar que en varias de esas localidades se ha sufrido violentas represiones durante estos años y en algunos casos incluso fueron procesados judicialmente varios activistas.

Desde aquel entonces, a partir de la creciente toma de conciencia de sectores de la sociedad, las mineras se han preocupado por limpiar su imagen. Los recursos utilizados son muy variados: desde el bombardeo de propaganda y publicidad en redes sociales y páginas webs (además de la aparición de decenas de webs del tipo ‘Sí a la minería’); grandes cantidades de dinero en los principales medios garantizando que no existan voces críticas y que información relevante no tenga alcance; espionaje e inteligencia para señalar y aleccionar manifestantes; relacionistas públicos, asesores, profesionales, charlatanes que realizan ‘capacitaciones’, seminarios, charlas, todo con el mismo fin. A todo esto se le suma el evidente papel de funcionarios y empresarios, y también de personajes públicos.

Para dejar en claro el último punto es necesario poner ejemplos bien cercanos en el tiempo.

Gioja volvió con todo

La provincia de San Juan es una de las más importantes en materia minera. Los proyectos de la multinacional canadiense Barrick Gold, Veladero y el ambicioso Pascua-Lama, entre otras exploraciones, lo demuestran. El golpe al que sería el primer proyecto binacional del mundo tiene preocupado a un abanico que va desde el gobierno argentino, chileno, sanjuanino, los empresarios, a la multinacional que renovó todo su equipo para América del Sur y a los sindicatos afines que ven una suba en las tasas de desempleo por los despidos en Pascua-Lama.

Ante ese marco, el gobernador de San Juan José Luis Gioja, de vuelta en acciones luego de un accidente en helicóptero que lo dejara en coma por varios meses, encabezó un acto en Casa de Gobierno el último día de febrero, en el que firmó un contrato para realizar una red cloacal y renovar la red de agua potable de la localidad de Jáchal. La obra demandará 41 millones de pesos, según informa el portal Patagonia PYP, y será financiada con fondos de Pascua-Lama y de la Mina Gualcamayo.

Una demagógica situación en la que se pretende instalar la generosidad de las multinacionales ante la falta de inversión estatal en obras públicas. Para tirar por la borda semejante pretensión basta con revisar los números de las regalías en todo el país. Las principales mineras exprimen los recursos gracias a un marco legal exclusivo, hecho a su medida por sucesivos gobiernos, dejando muy poco y a veces nada en materia de ganancias en el país, pero sí un gran pasivo ambiental.

Pero eso no es todo. Apenas una semana después del anuncio apareció en el diario Tiempo de San Juan una encuesta ‘exclusiva’ del Instituto de Opinión Pública y Proyectos Sociales. El medio tituló hace apenas unos días: “En la mala, se la quiere más: crece el apoyo en San Juan a la minería”. Los datos arrojados por la consultora y publicados en ese medio afirman que 3 de cada 4 sanjuaninos (el 75%) está a favor, mientras que en 2011 el porcentaje era del 63%. Según el artículo, como bien lo insinúa desde el título, lo que lleva a que aumente la ‘revalorización’ de la actividad es precisamente no estar en su mejor momento.

Lo publicado en el medio provincial puede ser independiente o no de los interesados en que se destraben conflictos y buscan aprobación de los ciudadanos, pero lo que sí es seguro es que la maquinaria persuasiva está funcionando al máximo y utilizando los recursos a su alcance para cambiar la mala cara que tiene la megaminería para una gran parte de la sociedad.

La estrategia del Papa

Otro recurso es el de utilizar figuras públicas. Acá entra a jugar un papel más que importante el actual Papa de la Iglesia Católica, Jorge Bergoglio.

En noviembre pasado, el secretario general del sindicato de los mineros, la Asociación Obrera Minera Argentina, Héctor Laplace, se reunió con Bergoglio en el Vaticano. Según Laplace en una entrevista realizada en FM Esquel (no es casual que sea en esa ciudad) en el programa “Hablemos de Minería”, el Papa “tiene definiciones muy fuertes” respecto a la minería. “Jorge Bergoglio ha tenido la valentía de reunir a todos los principales inversores mineros del mundo y creo que eso ya marca un hito importante. Y ha dejado algunas reflexiones que entendemos que son de suma importancia y que las tenemos que tomar como tales”, contó en el programa y pasó a explicar que esas reflexiones fueron en torno a los cumplimientos de tratados internacionales y del cuidado del medio ambiente. “Si Esquel desarrolla la minería no va a dejar de tener turismo, para comprender esto hay que hablar, hacer conocer la industria y eso nos pide Francisco, dialogar para entendernos”, dejó en claro Laplace con respecto a lo interpretado a partir de la reunión.

En febrero de este año, representantes de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM) fueron recibidos también en el microestado por el Papa. Según un comunicado de la Cámara difundido luego de la audiencia con Bergoglio, los empresarios llevaron la propuesta de creación de un Observatorio Minero Argentino, “para fomentar el diálogo entre empresas, trabajadores, organizaciones civiles, presentantes de pueblos originarios y de las comunidades” donde se asientan los proyectos. “Queremos que el observatorio sea una institución confiable, validada por todos los actores y en particular por las comunidades locales y creemos que expresa la voluntad de diálogo de la minería y la búsqueda de consensos en la sociedad”, explicó Martín Dedeu, presidente de CAEM luego de la reunión. Los dichos de Dedeu coinciden con casi todos los medios encargados de difundir información sobre minería: lo que buscan es consenso de parte de quienes se oponen a la actividad.

Lo que no dicen los medios es que esa estrategia de poner una máscara que diga “sustentable” o algo del estilo ya está agotada (Barrick Gold -Minería Sustentable). Quienes saben, no comen vidrio. No es para subestimar este pedido de apoyo en una figura tan popular e influyente. Sobre todo con algunos antecedentes conocido, pero olvidados ahora, entre el actual Papa y la minería.

Francisco y las minas

 En el libro biográfico de Jorge Bergoglio, titulado “El Jesuita” y escrito por Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti en 2010, queda bien en claro su posición: “La verdad es que no sé si nuestra gran riqueza habrá contribuido a hacernos las cosas fáciles, pero sí puedo afirmar que no hemos explotado lo que tenemos. En el día del juicio delante de Dios, nos contaremos entre los que enterraron el talento dado y no lo hicieron fructificar. No sólo en agricultura y ganadería, sino también en minería. La riqueza minera de la Argentina es impresionante. Claro, tenemos mucha montaña. (…) A lo largo de nuestra historia, no creamos fuentes de trabajo basadas en nuestros recursos. No puede ser que las fuentes de trabajo estén principalmente bordeando las grandes ciudades”. Y más adelante en el diálogo dispara: “Todavía estamos a tiempo de dar vuelta la página”.

En agosto de 2004 el diario Página/12 tituló “Bergoglio no quiere misas”, un artículo firmado por Jorge Nudler en el que se relaciona al por entonces arzobispo de Buenos Aires con el secretario de Minería Jorge Mayoral. Se lo señaló como la figura principal para prohibir la realización de “misas ecológicas” y despegar a la Iglesia de cualquier apoyo a las luchas antimineras.

En esos días el cardenal Jorge Mario Bergoglio le había concedido una audiencia. Según declaraciones post encuentro de Mayoral: “Tendremos en Bergoglio un aliado muy fuerte para seguir trazando políticas que promuevan el desarrollo de nuestro sector”. Esto quedo claramente demostrado. Según Página/12 lo que el secretario de Minería le pidió fue que impidiese la celebración de las “misas ecológicas” en San Juan. “Esta iniciativa había sido lanzada a fines de junio por la local Radio AM Las 40. El arzobispo de Buenos Aires habló con el cura Leiva, y el oficio religioso fue eliminado de la agenda. Ante la prohibición, los organizadores optaron por manifestar frente a la catedral mediante una concentración que tuvo como lema “Defensa de la vida, del medio ambiente y de la producción de San Juan”, describió Nudler.

Todo sucedía en el marco de la gestación de Pascua-Lama. Acá es donde todo se entrelaza. San Juan, Pascua-Lama, Bergoglio, la Iglesia, la presión, la búsqueda de consenso y la resistencia. El artículo de Página/12 fue claro en aquel entonces: lo que buscaba Mayoral a través de Bergoglio era disociar a la Iglesia de los movimientos de resistencia a proyectos mineros. “Su objetivo inmediato era desactivar la mencionada misa a pocos días de que los cancilleres de Chile y la Argentina firmasen una serie de protocolos encuadrados en el tratado de integración y complementación minera entre los dos países, que rige desde 2001. Ahora el objeto central es el proyecto de Pascua-Lama, situado a ambos lados de la montañosa frontera entre San Juan y Atacama, y que debería producir oro y plata”, contextualizó Nudler.

Luego de la reunión con quien luego se convertiría en el máximo líder de la Iglesia en el mundo, Mayoral decía en una entrevista al medio Panorama Minero: “Sabemos de la importancia que tiene la Iglesia en nuestra sociedad, sobre todo en los lugares más alejados, donde se desarrolla la minería y donde la gente –gracias a Dios, digo yo– es fuertemente creyente”.

Los representantes de la CAEM en su visita al Papa llevaron una imagen de Santa Bárbara, patrona de los mineros, para compartir la bendición del Sumo Pontífice con las comunidades donde se asientan los principales yacimientos en producción.

Es notorio, los recursos de las mineras son de lo más variados y cuentan con el poder para persuadir a través de medios de comunicación tanto como de personajes de la talla de quizás el Papa más influyente o al menos popular de los últimos tiempos.

A religiosos, y no tanto, les gusta interpretar mensajes. Días después de haber escrito este artículo aparece una carta firmada de puño y letra por el Papa en la que se dirige a José Luis Gioja. En la carta recuerda la última vez que se encontraron en Buenos Aires y le envía sus deseos de pronta recuperación tras su accidente y le pide que rece por él.

Lo dijo Jorge Mayoral: “Donde se desarrolla la minería, gracias a Dios la gente es fuertemente creyente”. La subestimación y el cinismo a la orden del día. Si el tiempo le da la razón a semejante insinuación que no tiene nada de inocente, confirmaría un claro retroceso político y social. Las luchas antimineras, por la vida, por la protección de los recursos naturales, contra la expoliación de los mismos por parte de gigantes empresas extranjeras, contra la concentración de la riqueza y un largo etcétera, no pueden ceder ni ser seducidas por los recursos que utilizan las empresas para legitimarse cuando tienen desprendida su máscara. El aviso está hecho.

El capitalismo es camaleónico y puede disfrazarse de verde para ganar la aceptación que pierde día a día en muchas de sus actividades. Es quizás el recurso más utilizado por diferentes empresas en estos tiempos de aires ecologistas. Elegir a una figura con un antecedente y un peso semejante no es casual ni es un dato menor.


Subnota: El extractivismo como política de estado

En el año 2002, el país contaba con 18 proyectos mineros. En 2003, con 40. Hacia 2011 las explotaciones superaron las 600. Los datos los brinda el informe oficial presentado por la Secretaría de Minería titulado ‘Minería en números’, actualizado por última vez en enero de 2012. El crecimiento a partir de 2003 fue del 1.500%.

Imagen del Informe de la Secretaría de Minería
El “Informe de gestión” de la misma Secretaría señala que son más de treinta los países que extraen minerales en el país. Destacan principalmente a Estados Unidos, Canadá, China, Suiza, Australia, Japón, Reino Unido, Italia, entre otros.

La minería es “política de Estado”, dice el informe. El extractivismo expoliador también lo es.

La megaminería no es cuestionada sólo por contaminación, por la violación de los derechos de las poblaciones donde se asientan, por el atropello a la voluntad de comunidades, por el grado de feudalismo con el que se desenvuelve o por las represiones que siguieron a la resistencia. La megaminería exprime los recursos dejando poco y a veces nada de lo que se extrae del suelo argentino. El “Marco jurídico especifico” y un “escenario tributario competitivo” son destacados en el mismo informe. Esto explica las ventajas y la política del Estado para las empresas extranjeras.

En el año 2004, Néstor Kirchner presentó el Plan Minero Nacional frente a funcionarios y empresarios. Durante su discurso, el entonces presidente declaró: “El sector minero argentino es uno de los pocos que durante la década del 90, con cambios importantes en la legislación, empezó a tener un principio y un punto de inflexión que le permitió avizorar un destino estratégico diferente”. Fue una clara reivindicación del plan neoliberal minero del menemismo que introdujo reformas en la Constitución Nacional y al Código Minero para garantizar el saqueo de los recursos.

Por Fabián Chiaramello
Fuente: SURsuelo
Subnota

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